Fotografía de la barra de la Cafetería Imperial en 1940 aproximadamente.
Detrás de la barra –desafortunadamente, no se aprecia muy bien- están, desde la izquierda: una señora de la limpieza; Antonio Jiménez, dueño de "La Mezquita" (en aquella época trabajaba allí de empleado); Rafael Pérez, propietario de aquella y una señora del servicio de cocina.
Delante de la barra; Paco López Rosales, hermano de Jacinto, el que fuera propietario del restaurante, La Venta los Niños; Cayetano Janeiro Navarro y una señora de la limpieza conocida por “La Casareña”.
Cafetería Imperial en 1940 aproximadamente Archivo: Teresa Janeiro |
En tiempos de la República, era muy común que
los milicianos al grito de UHP (Uníos Hermanos Proletarios), arramblaran en los
pequeños comercios con todo cuanto les apetecían. Ese saqueo lo llevaron a cabo
también en la cafetería Imperial. Un día irrumpieron en el almacén y, además de
desvalijarlo hicieron grandes destrozos. Cayetano, el camarero, que era un tipo
muy avispado, ideó un plan para que eso no ocurriera otra vez, porque sabía que
volverían. El plan no era otro que apilar varias cajas con distintos tipos de
bebidas en un rincón del almacén cercano a la puerta, de tal modo que, cuando
volvieran, tenerlos preparados a mano para pasar a la segunda parte del plan.
Ese día no tardó en llegar; Cayetano a través de los cristales los vio venir, y,
antes que los milicianos entraran al bar, fue velozmente al almacén, sacó las
cajas que tenía preparadas y las puso en medio del pasillo cortándoles el paso.
Cuando estos llegaron, no les dio tiempo a reaccionar, y les dijo: - señores,
ahí tienen lo que buscan. Aunque un poco sorprendidos, cogieron su parte del
botín y se largaron.
Anverso de una carta comercial de 1925 de la Cafetería Imperial, enviada a la empresa proveedora de vinos y licores de Jerez de la Fra. Archivo: Juan Ordoñez |
Reverso de la carta. |
Cayetano logró su objetivo que no era otro
que impedir que se llevaran toda la mercancía del almacén y a la vez evitar
que lo destrozaran.
Cuando Rafael, el dueño, se enteró de esa
particular iniciativa, le quedó muy agradecido felicitándole por tan genial
idea.
A la entrada de los nacionalistas en Estepona
en enero de 1937, la historia se volvió a repetir de igual manera, con lo cual,
Cayetano, ya experto en esas lides, volvió a utilizar la misma estratagema que
llevó a cabo con los milicianos republicanos, funcionándole exitosamente.
Fuente: Teresa Janeiro.
Archivos fotográficos: Teresa Janeiro y Juan Ordoñez
Esta breve entrada podéis verla también en mi blog: Estepona y Esteponeros Estepona y esteponeros: Estepona y esteponeros: Resultados de la búsqueda de Cafetería Imperial (juanordonezbazan.blogspot.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario