sábado, 13 de agosto de 2022

Pinceladas: ¡Cómo la necesidad agudiza el ingenio!

 

Sabemos que, antiguamente, los ciudadanos de Estepona, y  de otros muchos municipios, pasaban  necesidades de todo tipo. 

La población de nuestro pueblo dependía, en general, de la pesca, la agricultura y algo de ganadería, con las limitaciones que ello implicaba. Los frecuentes periodos de sequía, de epidemias y enfermedades, de inundaciones, etc., conllevaban una falta de trabajo para muchos de los vecinos.

Ésta es la historia de uno de ellos: albañil con mucho tiempo en el paro, sin grandes recursos e ideando la forma de llevar el sustento a su casa.

Se reúne la Corporación Municipal el día 3 de Noviembre de 1923 y consta lo siguiente:

Vista la instancia que con fecha dos del actual dirije al Ayuntamiento el vecino Don Juan Hoyos Jiménez, de profesión albañil, con domicilio en la Calle de Torrejón número 26, solicitando se le conceda autorización para levantar a sus expensas las bóvedas nuevas que quepan en el lado Sur izquierdo de la entrada del patio 1º del Cementerio y construir una huesera en condiciones en la esquina que forma el enrase de este muro con el del lado de Poniente, con lo cual a la vez que se hermosea este sitio como corresponde ocupado hoy por nichos todos caídos, no se perjudica los derechos del Ayuntamiento los cuales puede irlos percibiendo a medida que se vayan ocupando estas bóvedas y se favorece la situación de este obrero proporcionándole trabajo en los días de paro; por unanimidad se acordó: Que pase a informe de la Comisión permanente de beneficencia”.

Es decir él aprovechaba todo el tiempo que estaba parado para construir las bóvedas y el osario, sin coste para el Ayuntamiento, el cual le pagaba conforme se fuese ocupando.

La contestación la recibió el día 24 del mismo mes:

Sometido al Ayuntamiento el informe favorable emitido por la Comisión permanente de Beneficencia en la instancia del vecino Don Juan Hoyos Jiménez que solicita autorización para construir a sus expensas las bóvedas que quepan en el lado Sur izquierdo de la puerta de entrada del Patio primero del Cementerio y formar una huesera en la esquina del enrase del muro de esta lado con el de Poniente; y resultando que no se ha interpuesto ninguna clase de reclamación contra la pretensión deducida y que la autorización que se demanda es de la exclusiva competencia del Ayuntamiento; considerando que con ello no se lesionan sus intereses y se favorece y proporciona trabajo al  solicitante, objeto principal de la demanda, a la vez que se hermosea aquel lugar ocupado por nichos derruidos, por unanimidad, se acuerda: Autorizar al solicitante para que construya a sus expensas las referidas bóvedas siempre que las obras que se ejecuten se fiscalizen por la Comisión de Policía urbana y las bóvedas que se construyan se acomoden y sujeten a lo prevenido en la regla 3ª de la Real Orden de 15 de Octubre de 1898; no se perjudique la Corporación en sus derechos ni se lesionen los de tercero y se respete las propiedades limítrofes, quedando la Presidencia en participarlo al interesado como resultado de su instancia”.

Ya sabemos algo más de la historia del Cementerio de La Cala:

Cuando vayamos a visitar a nuestros difuntos, recordad que, entrando por la puerta principal, en el rincón izquierdo de su muro, existe un osario y unas bóvedas construidas por un vecino que buscaba la forma de llevar el sustento a su casa.

Agosto 2022

Andrés Cintrano Fernández

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